Cuando una persona es sometida a situaciones de estrés, en general, sus niveles de cortisol se incrementan, sus funciones, son las de incrementar la capacidad del cerebro para generar recuerdos y puede hacer que algunas personas incrementen sus conductas de precaución y regulen sus emociones, en particular, los impulsos violentos.
Las investigaciones llevadas a cabo por la universidad de Cambridge, patrocinada por Wellcome, muestran que adolecentes con conductas antisociales marcadas, no muestran el mismo incremento en los niveles de cortisol, cuando se encuentran ante situaciones estresantes, a diferencia de aquellos sin esta complicación. Esto sugiere que en al menos algunos casos, este trastorno puede ser un tipo de enfermedad mental interrelacionada con desbalances químicos del cortisol y sus derivados en el cuerpo del individuo afectado.
Los responsables de la investigación, el Dr. Graeme Fairchild y el profesor Ian Goodyer, tomaron como muestra representativa, alumnos referidos por instancias educativas y de instituciones de menores infractores. Se recolectaron muestras de saliva a lo largo de varios días en ambientes no estresantes para medir los niveles del cortisol en condiciones basales. Más tarde los sujetos fueron sometidos a un experimento diseñado ara provocar frustración, una vez en ello, se volvieron a tomar las muestras para determinar la manera en que los niveles de esta hormona cambiaban durante la situación estresante.
Las diferencias entre los sujetos con conductas antisociales severas y aquellos sin estas, resaltaron únicamente durante las situaciones más estresantes, llegando incluso a reducirse en aquellos individuos catalogados por las conductas antisociales.
Si se pudiera saber exactamente qué es lo que provoca la incapacidad de mostrar una respuesta estresante normal, podrían diseñarse mejores tratamientos para los problemas de conductas antisociales severas. Incluso, podrían implementarse estrategias preventivas para aquellos que tuvieran dicha predisposición, y que un posible tratamiento para estos desórdenes podría ofrecer una oportunidad de mejorar las vidas de aquellos adolescentes que sufren el padecimiento y de las comunidades en las que ellos viven.
Publicado en: www.eurekalert.org
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